VIADUCTO
Galería Moro 2010
Continuando con la exploración en el campo de lo simbólico y transfiriendo su habitual práctica pictórica a la intervención objetual - en este caso una serie de puzzles que ha armado o encomendado especialmente para este proyecto-, Sebastián Maquieira presenta una serie de trabajos que examinan el ejercicio constructivo de la imagen buscando nuevas formas de activar lecturas simbólicas.
Técnicamente, el proceso ha consistido en utilizar los distintos rompecabezas de obras clásicas y modernas de la historia del arte, como también un mapamundi de la antigüedad, para dar inicio a una fase de configuración de nuevas imágenes, que obtiene desde un gesto de extracción de piezas. Las partes extraídas, convertidas en una suerte de pixel, son reordenadas meticulosamente en un soporte paralelo, donde va construyendo figuras de carácter sintético que son parte de su iconografía o abecedario personal. Estas formas, generalmente extraídas de la cotidianeidad, se han ido registrando en su imaginario como símbolos de arquetipos, conductas o cualidades propias del hombre que le interesa observar -como la soledad, la transformación o la utilización del tiempo-; o bien, como signos que apelan a un sentido común universal y que pueden ser ampliamente reconocidos. Incorporándolos luego en sus propuestas, la selección iconográfica recae en el sentido que puedan ir cobrando y en las posibilidades de resonancias que puedan activar al entrar en diálogo con los contextos en que los despliega.
Es así como en Viaducto los íconos seleccionados tienen relación con los territorios de reflexión de las obras intervenidas, buscando nuevamente uniones alquímicas entre ideas y conjugaciones conceptuales que nos transmiten mensajes que deben ser decodificados. Desde esta operación, Maquieira nos ofrece un lenguaje gráfico que se traduce en una narrativa de comentarios visuales que proponen puentes conectores entre diversos rincones de nuestro inconsciente colectivo.
Constanza Güell |